sábado, 24 de marzo de 2018

PRONUNCIAR TU NOMBRE



Al galope se acerca tu caballo levantando el polvo en los caminos, raza árabe, temperamento y brío, brunos los ojos de luz centelleante. Herraduras de plata en sus pezuñas tañen, como campanas, de contento y, a su paso, se asoman las alondras para cantar alegres tu regreso. Suena el agua corriendo en el riachuelo con su música impaciente y voz perpetua, Y hasta las piedras se deshacen, trémulas, perdiendo su dureza, estremecidas. Yo me despierto sobresaltada y salgo a tu reencuentro por entre los rosales que separan la casa de la huerta, pero resbalo y caigo y me levanto… de la cama, tan sola como siempre.
Ni rastro del caballo, no cantan las alondras, están mudas las aguas, las piedras permanecen impasibles y quietas.
¡A lo mejor mañana! (vuelvo a mentirme al alba, abrazando la almohada que pronuncia tu nombre).

Amelia Bravo Vadillo
Março 2018

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