Son días de abrazar con la palabra,
de besar con los
ojos,
de bailar con escobas.
Son días de mirar por la ventana
como florecen las
lilas del paseo,
como el viento se
lleva los letreros
de la pieza que
no llegó a estrenarse.
Y de volar con la hoja en remolino,
con el jilguero
que canta en las antenas
de la fábrica que
como ayer dormita.
Y de pensar que, muy a pesar nuestro,
el mundo no paró,
sigue corriendo…
Para muchos será el último día,
para otros, tan
solo es el primero,
para ti y para mí
será uno menos.
Hay que gastarlo bien,
no vuelve a repetirse.
Si viniera a buscarnos de repente
la condenada
sombra y su condena
que nos encuentre
vestidos de domingo,
que nos encuentre
locos,
locos de ingenio
y libres,
confinados al
sueño,
cuidando de las
flores,
inventando
remedios,
escribiendo
mensajes
de amor en las
botellas,
que nos encuentre
tocando melodías,
escribiendo unos
versos,
cantando en los
balcones,
pintando los
jardines
que hace mucho
nos tapan los tejados:
la mimosa y sus
soles amarillos,
el carmesí
perfume de las rosas,
la figura de un
niño y su alboroto
difuminada porque
ya se aleja
detrás de lo que
debe ser una pelota…
Que nos encuentre amantes,
con la luz
encendida,
latiendo una
esperanza,
que nos encuentre
humanos,
¡que nos
encuentre vivos!
Amelia Bravo Vadillo
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