Era
En aquella habitación, en la que la niña esperaba el milagro, no se escuchaba el sonido de la pandereta ni el de la zambomba, tampoco el de las risas ni las alegres voces de la gente, intercambiando felicitaciones y buenos deseos. El sonido a aquella triste estancia, lo ponían los intestinos de Elisa aguardando digerir algún alimento.
La niña se tendió sobre el sucio jergón, único mobiliario entre aquellas cuatro paredes desconchadas y húmedas, y rezó para que el milagro no tardara.
Entornó sus ojos y… De pronto, una cegadora luz iluminó la estancia. ¡Era el milagro! Su milagro. ¡Al fin!
Entre el blanco deslumbrante, vio como se aproximaba, con la mano extendida, un ángel azul. El ángel que daría fin a sus penas.
Feliz, cerró los ojos. La cegadora luz desapareció, pero el ángel continuaba a su lado.
Se acercó un poco más y acarició la cara de la niña.
Aquél ángel no era azul, era negro como la noche.
Elisa no volvería a dejar ver nunca más su triste mirada.
1 comentario:
La muerte, que tão má é/ Por vezes chega a ser querida/ É a única salvação/ Para los males, desta vida!... <3 <3
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